UN TRIATLÓN QUE NO OLVIDARÉ. DOBLE OLÍMPICO TERRES DE L'EBRE

Sant Carles de la Ràpita, 31/03/2019

Debo confesar que tuve mis dudas en inscribirme en la edición de este año. El motivo no era otro que el adelanto de la fecha en casi un mes con respecto a la edición del 2018, lo que significaba que con toda probabilidad el agua del mar iba a estar mucho más fría. A pesar de ser consciente de ello y con la mirada puesta en mi locura del mes de mayo en Motril: me inscribí a la edición 2019 del Triatlón Doble Olímpico de les Terres de l'Ebre.

Soy de las que piensa que a los triatletas la ley de Murphy está presente en todo lo que hacemos. Y a ello me remito tras un mes de marzo seco, con temperaturas más altas de lo normal por la época de año, llega el fin de semana de la prueba y la climatología da un giro casi de 360º. Así pues, el adelanto de la fecha confirmo mis temores y el agua del mar, según la toma de temperatura de la federación, era en 15,6º C, para mí: fría. Imaginaros que alegría me entro por el cuerpo. Si ya de por sí soy friolera, la simple idea de nadar con el agua del mar a esa temperatura provocó en mí todos los pensamientos negativos inimaginables, desde preguntarme una y otra vez que hacia allí, hasta dudar en tomar la salida. Así que, agite con fuerza mi mente para eliminar el negativismo que me estaba invadiendo, y así como si no fuera la cosa conmigo, me vi entrando de puntillas en la hermosa, pero fría, bahía de Sant Carles de la Ràpita dando las primeras brazadas de espalda como queriendo evitar que el agua contactara con mi cara y mi cuerpo.  Ingenua yo. No tarde ni un minuto en comprobar que el agua estaba fría, pero debo confesar que los primeros 1500 m. los pude superar digamos que bien, pero ahí empezó mi calvario particular cuando tuve que afrontar la segunda vuelta. Mis manos estaban como paralizadas y empece a notar que, ni mis músculos ni mi mente respondían a mi voluntad y tenía frío por todo el cuerpo. Busque, para tenerlos localizados en un arrebato supervivencia,  a los equipos de salvamento por si los tuviera que necesitar, mientras mantenía una lucha interna con mi mente (que me distrajo más de lo que imagine) para no sucumbir a lo fácil: abandonar,  y mi única opción fue nadar, nadar y nadar para salir del agua y acabar con esta pesadilla de la natación lo antes posible.


Mientras atisbaba la arena de la playa cada vez más cerca, me fui incorporando lentamente, pero las piernas estaban agarrotadas, así que pasito a pasito salí del agua como buenamente pude. Ni las  referencias del público indicándome que salía en quinta posición de las mujeres me dieron alas para ir más rápido, pero simplemente no podía y casi como un caracol (arrastrándome) llegué hasta el área de transición, pero allí las cosas no mejoraron porque un temblequeo generalizado empezó a invadirme, no podía sacarme el neopreno, mis manos estaban agarrotados y no era capaz de sostener nada entre ellas. Debía lo antes posible de recuperar temperatura corporal para poder proseguir. Esta fue de largo la transición más lenta de mi vida, pero al final lo conseguí. Salí con la bicicleta y rogué que cuanto antes pudiera entrar en calor lo antes posible, pero eso no ocurrió, aunque si debo decir que los temblores se fueron y pedalee con el único objetivo ya de terminar de una o otra manera este triatlón. Tampoco en este segmento nos acompañó la meteorología, viento racheado y algunas gotas de lluvia estuvieron presentes. 
Ahora sólo quedaba correr y también, que en este ya último segmento, pudiera entrar definitivamente en calor. Y así por fin ocurrió, aunque necesite completar poco más de 2 km para liberarme de alguna prenda, pero a pesar de ello tampoco me sobraron muchas. Como indiqué al principio de este post, soy friolera, genéticamente mi temperatura corporal normalmente es de 35,5ºC, por lo que si la hago descender puedo estar rozando la hipotermia la cual se manifiesta por debajo de los 35ºC y en primer termino con síntomas como  la contracción de manos y pies, los escalofríos, piel de gallina, aumento de la frecuencia respiratoria y cardíaca….Resumiendo: el frío no está hecho para mi,  pero supere las adversidades derivadas de el en una jornada que no olvidaré y que extraigo la parte positiva. Como dijo el dramaturgo y poeta  Benjamin Jonson, "El que no se ha enfrentado a la adversidad no conoce su propia fuerza"

Y al final, la cosa no termino tan mal. Cruce la ansiada meta en 5º posición absoluta y 2ª en mi categoría. Desde aquí quiero felicitar a los/as ganadoros/as y a todos los participantes que fueron "finisher" de esta edición. También dar la enhorabuena a la organización por el trato exquisito que año tras año nos dan. En 2020 si  recupera su fecha habitual o incluso se retrasa un poco repetiremos.

Seguimos sumando kilómetros, emociones y vida junto a vosotros!!





















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